28 de mayo de 2012

21,097

Si hace unos meses me preguntasen si sería capaz de correr 21 Km sin parar diría algo así como... "Pufff, no se, ¿21? Lo veo complicadillo la verdad, quizás despacito y entrenando un poco." Si aún encima me dijesen de hacerlos en menos de dos horas ya pondría alguna duda más sobre la mesa.

Nunca me planteé correr largas distancias, considerando larga distancia lo que supere 10 km. Empecé a correr por sudar un poco desde casa y más tarde, por uno de aquellos gajes del oficio tan comunes entre los escaladores y sus dedos, no me quedó más remedio. Corría y me iba marcado algunas metas personales según me sentía mejor y más fuerte, como subir hasta Zapateira corriendo o hasta Alvedro, aún pendiente. Hasta que un día un compañero de trabajo me preguntó si me animaría a correr la media maratón de Coruña. Faltaban casi dos meses y, aun que considerable, no me parecía una distancia fuera inalcanzable. Así que me puse a correr un poco más en serio.

No podía escalar, mi pasión y deporte favorito, así que me apliqué a la carrera más de lo que tenia planeado en un principio, "correr un rato un par de días". Unas carreras por allí, unas subitas por allá, y ¡ale hop!

Foto de @lucicleta

Terminé la carrera con un tiempo oficial de 1:44:56. Al principio la meta era terminar, pero unas semanas antes ya había bajado el objetivo a 2 horas y a falta de una semana me atreví a pensar en hacer 1:50. Nunca había corrido mucho y mi anterior récord de distancia, 16,3 lo marqué una semana antes. Así que personalmente estoy contento con el resultado final. 

Pero existe un problema. Correr 21 kms seguidos ha estado bien. Ha sido una prueba personal de resistencia, de buscar un nuevo límite, un reto nuevo. Pero mientras mi piernas aún se recuperan del esfuerzo en mi mente empieza a repetirse una pregunta peligrosa. ¿Sería capaz de correr una maratón?

25 de mayo de 2012

Algo comienza

Estoy empezando a caer en la cuenta de que escribo sólo cuando me emociono, cuando me siento desbordado y siento la necesidad imperiosa de plasmarlo en algún sitio, en algo. También cuando escucho Explosions in the Sky, aun que supongo que ambas cosas van de la mano: cuando los escucho me emociono, cuando me emociono me apetece escucharlos. Llamadme raro si queréis, pero así es.


Hay muchas cosas de las que quiero hablar o compartir, desde la media maratón de este Domingo hasta la hoja del registro de donantes de médula ósea que descansa sobre mi escritorio, entre otras muchas. Sinceramente esperaba escribir más a menudo cuando hace un mes decidí retomar este pequeño espacio y se me va acumulando el trabajo, pero supongo que como todo lo que más cuesta es arrancar y hacerse al hábito.

En fin, que me voy por las ramas.

Nicaragua. No puedo evitarlo, sencillamente no puedo. Cada vez que evoco los recuerdos me echo a llorar, literalmente, como si toda la emoción de aquel viaje, todas las sensaciones, vivencias, experiencias, imágenes, sonidos, sabores y texturas fuesen de tal magnitud que ni los casi dos años que han pasado hayan sido suficientes para asimilarlas todas. Me recuerdo a mi mismo intentando grabar profundamente cada momento por sencillo o irrelevante que fuese. Y ahora que el viaje de vuelta ya no es solo una ilusión, si no una realidad cada vez más cercana, todo vuelve con más intensidad.

Es momento de empezar a sacarle polvo al pasaporte, de abrir mi pequeña caja de pandora y contar córdobas y dolares.

Por que ya hay un billete con mi nombre desde Coruña hasta Managua. Por que ya cuento los días que faltan hasta el 25 de Agosto.

Los sueños no son sólo sueños si se desea con suficiente intensidad.


14 de mayo de 2012

Días sencillos

Hay días extraños.

Hay días que aparecen sin ser invitados, se cuelan por tu ventana y te quitan toda la energía, todas las ganas, tan solo te apetece quedarte quieto, dejando que el tiempo pase sin que se de cuenta de tu presencia. Días en las que poco tiene sentido.

Pero cómo aparecieron, se van.

Existen otros días sencillos, sin pretensiones, en el que el tiempo te invita a ir de su mano y todo lo que sucede parece que esté bien que suceda así. No te preguntas por qué o para que. Las cosas simplemente pasan y te sientes a la vez protagonista y espectador, con la emoción de la acción pero la tranquilidad de las cosas sencillas.

Muchas veces nos dicen que el mundo es un lugar complicado, complejo. No nos paramos ante las cosas sencillas, ante el tiempo por el tiempo, a mirar por la ventana sólo por el placer de hacerlo.

Hay días en los que todo vuelve a tener un poco más de sentido.


6 de mayo de 2012

Primera prueba

Debería estar durmiendo. Nos es crítico, pero dentro de 6 horas el despertador, alegre como siempre, se empeñará en sacarme de mis sueños con alguna simpática melodía. Fuera brillará el sol y cantarán los pajaritos. Precioso, ¿no? Aun que tengo mis serías dudas de que vaya a ser realmente así, lo más probable es que esté nublado y los pájaros sean personas de bien y estén durmiendo a esas horas, me levanto por propia iniciativa. 


El caso es que me apetecía escribir. No me encuentro lo suficiente inspirado como para escribir un relato que lleva unos días dándome vueltas por la cabeza, así que me hecho con la compañía del maestro Ludovico Einaudi y me he sentado delante del teclado.


Correr. Eso por lo que mañana tengo que levantarme a esas horas que sólo deberían existir los domingos si has estado despierto en las anteriores. Hay quien dice que correr es de cobardes, si bien otros dicen que "quien corre hoy vive para luchar mañana"*, pero he encontrado nuevos retos escondidos tras los kilómetros que poco a poco van acumulando las piernas. Nuevos retos, nuevas sensaciones, nuevas emociones. 


Correr no solo sirve para sudar la camiseta. Aún acabo de dar mis primeros pasos pero no puedo decir que no me guste. La sensación de llegar un poco más lejos, superar esa cuesta interminable echando los pulmones fuera, ver la ciudad iluminada a tus pies de noche sabiendo que son tus propias piernas y tu cabeza las que te han llevado hasta allí. Si, creo que me gusta. 


No me engaño. En cuanto pueda volver a escalar correré mucho menos, pero seguiré corriendo. Quien sabe, quizás la media maratón de dentro de un par de semanas me haga plantearme entrenar para correr una maratón, total, una vez superada la mitad ya solo queda restar hasta el final.


Pero primero, mañana. Luego ya se verá. 







*Referencia friki del día.

30 de abril de 2012

Por que escribo

De repente lo sientes como un flechazo. No sabes de donde viene ni que lo provoca, simplemente lo sientes latente bajo el pecho y no te queda más remedio que aceptarlo y dejarte llevar por ella. Es este impulso, esta necesidad creciente, de la que hablaba hace poco. Escribir. Plasmar emociones y pensamientos para que no se pierdan como un hilo más en la alfombra que poco a poco voy tejiendo con cada pequeño paso que doy hacía delante y hacía arriba.

Me siento desbordado. Quiero escribirlo todo, quiero escribir de todo, de lo grande y de lo pequeño, aun que a nadie le importe un pimiento. No quiero verme en la obligación de escribir pensando en quien lo leerá por que entonces le pondría cadenas a algo que está por nacer.

No. Escribo para mi. Para mi ahora, en el presente, para sentarme y reflexionar sobre el presente, recordar el pasado y plantearme el futuro. Para mi, mañana, dentro de un año, dentro de cinco. Por que cuando un día abra los ojos dentro de cinco años, muchas cosas habrán cambiado y muchas otras permanecerán iguales. Pero yo ya no seré yo, no el yo de ahora con sus inquietudes, esperanzas, demonios e ilusiones. Seré otra persona distinta, ni mejor ni peor; solamente distinta.Tendré otras preocupaciones, otras metas, otras ideas; pero seguiré estando forjado con el mismo metal.

Pero seguiré siendo yo. Distinto, pero yo. Por que el tiempo no perdona y todo lo cambia. Nada permanece inmutable.